viernes, 9 de mayo de 2014

Vilipendiado por no hacer uso del derecho constitucional al pollo por persona

Laureano Márquez obsequió a valencianos cinco kilos de harina pan, un litro de leche, cuatro rollos de papel higiénico y reflexiones entre risas en el WTC

Foto Carlos Andrés Pérez
El canario venezolanizado reveló que la inflación también afectó el humor en Venezuela.


Luis Santiago @leopuntonet El Carabobeño

Era una tarde trivial de quincena para esta época en un supermercado caraqueño, en la que el derecho constitucional de llevar un pollo por persona protagonizaba largas colas, pero el humorista Laureano Márquez iba en busca de otros productos de la cesta básica ese día, algo que le costó el desprecio de muchas personas.

"En el dos hay litro blanqueado de descremada para que le digas a Luis", fue una de las frases que dejó al descubierto la operación clandestina de uno de los tantos "comandos familiares" que estaban tras la pista de alimentos desaparecidos entre aquellos anaqueles, recordó Márquez asombrado por esta modalidad de compras desarrollada en Venezuela. "Esa familia tuvo cuidado de no mandar a Luisito solo a buscar la leche de dieta al pasillo dos, por temor de que se lo mataran". Pero para ese momento, el humorista aún no conseguía lo que buscaba y cada vez que pasaba frente al refrigerador del "pollo constitucional" sin tomar uno, la gente lo miraba con desconcierto, rabia y murmuraba “ahí va el sin pollo”.

Entre la fila de más de una hora hacia la caja, las personas no notaban que se trataba del humorista Laureano Márquez sino de un hombre, tal vez orgulloso y atorrante, que no se dignó a llevar pollo en su carrito. Sin embargo, un sexagenario cambió los planes de Márquez al preguntarle con mirada lánguida: "¿Será que usted puede comprarme un segundo pollo, ya que no lo necesita? Yo le doy el dinero". Conmovido, el también politólogo salió de la cola y regresó con el anhelado alimento.

Por estas razones, Laureano Márquez decidió obsequiar a su público cinco kilos de harina pan, un litro de leche y cuatro rollos de papel higiénico, antes de subir al escenario la noche del jueves en el Gran Salón de Convenciones del Hotel Hesperia del World Trade Center, en Naguanagua. Entre reflexiones humorísticas, el canario venezolanizado dejó claro que el país demanda un profundo acto de seriedad para ser rescatado y transformado, en lugar de un menú de chistes al día para olvidar la crisis. "Es lamentable que hoy en día te roben los productos del carrito de mercado antes de pagarlos. Si lo descuidas, te arrebatan la esperanza de ser propietario de algo".

Venezuela está entre los primeros lugares de inseguridad e inflación a nivel mundial. "Sin duda este Gobierno ha batido récord y anotó al país, por primera vez, en los primeros lugares de algo", lamentó el humorista de la recordada "Radio Rochela" antes de iniciar su monólogo "Sit Down".  "Al menos antes nos entreteníamos al cambiar de un gobierno malo a otro. ¿Se acuerdan cuando el elecciones cambiábamos de gobierno?".

En una nación donde la misma persona que vende, en plena vía, la Ley de Tránsito también expende bebidas alcohólicas, Laureano Márquez no descarta que las autoridades denuncien próximamente la presunción de una "guerra hidrológica", en la que el líder opositor Leopoldo López sería acusado de secar la fuente de los ríos desde la cárcel de Ramo Verde. "Eso se va demostrar en los próximos días y lo van a imputar, al igual que a todos nosotros".

Es cierto que no hay mal que dure cien años ni petrolera que lo resista, pero eso no es consuelo para quienes desean ver un país diferente, por eso lo jóvenes no deben dejar de soñar con un futuro mejor, esa es la esencia de ser joven, les recordó Márquez a los estudiantes que han sido apresados y perseguidos por manifestar.

Hoy cuando el rojo busca disimular el tricolor y los camaleones apuestan al salto de talanquera, es recomendable no confiarse en los colores y enfocarse la realidad, aconsejó el humorista. Frente a un salón repleto de valencianos, insistió en que Venezuela atraviesa problemas porque aún no ha superado la crisis cultural desencadenada por la Guerra a Muerte de 1913, cuando el ejército bolivariano fusiló a los blancos que sabía leer y escribir, y no apoyaban el proceso independentista.


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